"José Vicente, como La Hojilla, representan lo que rechazamos. Entonces ¡qué se quede con su público! Ese lenguaje de cinismo y prepotencia no puede ser el de quienes lloramos muertos."
Uno de los problemas de la oposición es que no tiene oportunidad de revelarse, como tal, a menos que sea por una convocatoria a elecciones, lo que viene a ser bastante complejo y difícil en los términos que hoy se plantean liderazgo y elecciones.
Vivimos clamando por algo que nos despierte, que nos motive, que nos saque de este indolente letargo. De repente nos acordamos que cada uno debe hacer algo, ser líder, actuar.
Pero qué va, matan a Antonio López en plena calle, asesinado como un vil delincuente, están presos los inocentes de abril y en cargos oficiales los asesinos que "sólo disparaban al aire"; se vuela el viaducto para borrar huellas de la democracia, los funcionarios chavistas se acusan entre sí y uno que otro se va con la cabulla en el tobillo; asesinan a los niños Faddoul y todavía no hay culpables; policías matan gente, secuestran, aparecen cadáveres por docenas en Guárico mientras los deudos esperan justicia; queman la Torre de Parque Central; no hay azúcar ni caraotas ni carne ni medicinas; los medios escritos y audiovisuales son una lástima, se autocensuran, se vuelven ligeros y fastidiosos, el silencio es cada vez más pesado; las importaciones matan las industrias; la oposición es la mayoritaria minoría más humillada; se sigue regalando petróleo; siguen las "relaciones peligrosas" y las enloquecidas iniciativas gubernamentales desprestigiando al país; no hay seguridad; y nosotros seguimos pasivamente, prácticamente muertos, sin incinerar aún, pero muertos. Hay que manifestar que no, que no lo estamos.
Hay que reaccionar hasta por amor propio.
Y he aquí que la oportunidad nos la están pintando calva.
Ayer viendo en la prensa la foto de José Vicente Rangel, publicitado a color y tamaño impagable anunciando su programa "con su estilo único y polémico", me decía "Aquí está, esto es lo que esperábamos". Con esto podemos demostrar dónde estamos y cómo estamos. ¿Cómo? Sencillamente no encendiendo ni por equivocación la TV para verlo. Porque sí queremos demostrarnos a nosotros mismos que estamos de alguna manera peleando contra lo que no queremos.
¿Es que hay alguien en estos años que nos haya dado más rabia, que haya provocado más nuestra angustia y ganado más nuestro rechazo que este hombre, para el que cárceles, muertes, vejaciones y amenazas e insultos eran "normales"? ¿Se le ha olvidado a usted aquella figura marmolizada a la espalda de Chávez avalando siniestramente todo lo ocurrido en abril? José Vicente, como La Hojilla, representa lo que rechazamos. Entonces ¡que se quede con su público! Ese lenguaje de cinismo y prepotencia no puede ser el de quienes lloramos muertos y presos políticos, y además, ¿qué puede decir que se le crea? Éste es otro espacio del Gobierno como lo son los que uno tras otro reflejan lo que hace el Ejecutivo como patrón de planta. No puede ser que hoy se prenda un televisor para premiarlo cuando tanto nos ha hecho llorar. Por supuesto que nadie puede obligar a nadie. Y yo no pretendo hacerlo con usted que me lee.
Expreso mi opinión que todavía puede leerse. Pero si a usted le hace tanta falta como a mí el no hacer concesiones que empobrezcan su espíritu y minimicen sus fuerzas, tómenlo en cuenta.
Si alguna vez usted dijo aquello de "el liderazgo empieza en cada uno de nosotros", hágase un favor: demuéstreselo. A él no le va a hacer daño si es verdad que esos votantes de cada elección son verdaderos. Pero a usted sí le va a hacer un gran bien demostrar que usted no es tan pendejo como ellos creen. Por allí empieza todo
Uno de los problemas de la oposición es que no tiene oportunidad de revelarse, como tal, a menos que sea por una convocatoria a elecciones, lo que viene a ser bastante complejo y difícil en los términos que hoy se plantean liderazgo y elecciones.
Vivimos clamando por algo que nos despierte, que nos motive, que nos saque de este indolente letargo. De repente nos acordamos que cada uno debe hacer algo, ser líder, actuar.
Pero qué va, matan a Antonio López en plena calle, asesinado como un vil delincuente, están presos los inocentes de abril y en cargos oficiales los asesinos que "sólo disparaban al aire"; se vuela el viaducto para borrar huellas de la democracia, los funcionarios chavistas se acusan entre sí y uno que otro se va con la cabulla en el tobillo; asesinan a los niños Faddoul y todavía no hay culpables; policías matan gente, secuestran, aparecen cadáveres por docenas en Guárico mientras los deudos esperan justicia; queman la Torre de Parque Central; no hay azúcar ni caraotas ni carne ni medicinas; los medios escritos y audiovisuales son una lástima, se autocensuran, se vuelven ligeros y fastidiosos, el silencio es cada vez más pesado; las importaciones matan las industrias; la oposición es la mayoritaria minoría más humillada; se sigue regalando petróleo; siguen las "relaciones peligrosas" y las enloquecidas iniciativas gubernamentales desprestigiando al país; no hay seguridad; y nosotros seguimos pasivamente, prácticamente muertos, sin incinerar aún, pero muertos. Hay que manifestar que no, que no lo estamos.
Hay que reaccionar hasta por amor propio.
Y he aquí que la oportunidad nos la están pintando calva.
Ayer viendo en la prensa la foto de José Vicente Rangel, publicitado a color y tamaño impagable anunciando su programa "con su estilo único y polémico", me decía "Aquí está, esto es lo que esperábamos". Con esto podemos demostrar dónde estamos y cómo estamos. ¿Cómo? Sencillamente no encendiendo ni por equivocación la TV para verlo. Porque sí queremos demostrarnos a nosotros mismos que estamos de alguna manera peleando contra lo que no queremos.
¿Es que hay alguien en estos años que nos haya dado más rabia, que haya provocado más nuestra angustia y ganado más nuestro rechazo que este hombre, para el que cárceles, muertes, vejaciones y amenazas e insultos eran "normales"? ¿Se le ha olvidado a usted aquella figura marmolizada a la espalda de Chávez avalando siniestramente todo lo ocurrido en abril? José Vicente, como La Hojilla, representa lo que rechazamos. Entonces ¡que se quede con su público! Ese lenguaje de cinismo y prepotencia no puede ser el de quienes lloramos muertos y presos políticos, y además, ¿qué puede decir que se le crea? Éste es otro espacio del Gobierno como lo son los que uno tras otro reflejan lo que hace el Ejecutivo como patrón de planta. No puede ser que hoy se prenda un televisor para premiarlo cuando tanto nos ha hecho llorar. Por supuesto que nadie puede obligar a nadie. Y yo no pretendo hacerlo con usted que me lee.
Expreso mi opinión que todavía puede leerse. Pero si a usted le hace tanta falta como a mí el no hacer concesiones que empobrezcan su espíritu y minimicen sus fuerzas, tómenlo en cuenta.
Si alguna vez usted dijo aquello de "el liderazgo empieza en cada uno de nosotros", hágase un favor: demuéstreselo. A él no le va a hacer daño si es verdad que esos votantes de cada elección son verdaderos. Pero a usted sí le va a hacer un gran bien demostrar que usted no es tan pendejo como ellos creen. Por allí empieza todo
Por Isa Dobles
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